Había una vez un castillo perdido…
Apenas las Liebres han aprendido lo que es fuerza y todavía tendrán que aprender más acerca de este concepto. Tras la devastación en su año propio, las Liebres van entrando a su nueva vida deseando ver la luz al final del tunel. Pero mientras se pueden llegar a sentir más confundidas que otros años, tendrán que tomar decisiones importantes en medio de ataques inesperados y asuntos que parecen salirse de control mientras ella sólo desea quedarse en su agujero. El Dragón le roba un poco la suerte a la Liebre pero la Liebre puede ser muy astuta para recuperarla.
Mientras se pierde la diplomacia en su entorno, la Liebre tendrá que aprender a soltar algunas cosas y a defender otras con una fuerza especial, una fuerza templada y asertiva. Deberá saber elegir sus batallas y pronto descubrirá que una actitud confrontativa no le ayuda a llegar muy lejos. Su encanto y diplomacia siguen siendo las mejores armas.
También podría perder algunos sueños, hurtados por el Dragón. Tendrá que crear algunos nuevos, total trae un cuaderno en blanco saliendo de su propio año. Para encontrarse será buena idea dedicar un poco de tiempo en el bienestar de los demás o al bien común. El altruismo puede ser una forma de liberarse de cosas que aún no puede ver en su interior.
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